Podemos considerar la interacción humana como un deporte en el que todos participamos. Cada uno de nosotros se pone una máscara y, dependiendo de la situación, representamos una serie de comportamientos recíprocos que proporcionan una estructura para relacionarnos con otro ser humano. Y al igual que en el deporte, hay reglas y expectativas. Por ejemplo, cómo estructuramos los correos electrónicos formales, cómo nos saludamos y los temas que evitamos discutir.
La posición de la persona influirá en cómo interactuamos con ella. La forma en que tratamos a nuestro médico, por ejemplo, es única. Hablamos con cuidado y acudimos a él en busca de respuestas, como si fuera un oráculo. La placa de la puerta determina las reglas de interacción. A s...
Pase de por vida.
Solo un cargo único.
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