La tribu es la fuente de nuestro poder, y cualquiera que os diga lo contrario está delirando. Dependemos unos de otros para nuestro sustento físico, el reflejo emocional, la responsabilidad, el conocimiento, la sinergia, la creatividad, la compañía, la reproducción y mucho más. Aquellos que aprenden a cooperar y conectar eficazmente con los demás llegan lejos en la vida.
Luego están aquellos de nosotros que necesitamos a los demás un poco demasiado. Puede que estemos desesperados por su aprobación, su atención o su validación. Caminamos con un hambre insaciable, una ansiedad corrosiva, un dolor implacable en el pecho.
Cuando estamos en presencia de ciertas personas, sentimos que la balanza se inclina muy gradualmente a su favor. Nuestra energía se ve atraída hacia ellos y nos ponemos ansiosos y reactivos. Nos volvemos paranoicos por si les ofendemos y dudamos de todo lo que decimos. Seguimos sus movimientos y nos resentimos y asustamos cuando hablan con otras personas. Pensamos en ellos a menudo y soñamos despiertos con lo maravillosos que son.
¿Qué está pasando?
El apego: la autopista del amor
La manifestación p...