Las emociones son los hilos que tejen nuestras relaciones.
Cuando alguien expresa tristeza o dolor, esto despierta nuestra empatía y nos recuerda los momentos en los que experimentamos pérdidas y decepciones.
No hay nada más satisfactorio que reírse a carcajadas con alguien por algo que él o tú han dicho o hecho. Es posible que recuerdes esos momentos de alegría compartida y, al hacerlo, utilices esos ecos de buenos momentos para sentirte más cerca y más positivo hacia tu ser querido.
Incluso la ira puede reforzar las relaciones al permitirnos derribar los obstáculos que impiden la conexión. Si alguien nos molesta o nos hace daño, nuestra ira envía un mensaje claro de que su comportamiento está afectando a nuestra capacidad de confiar en él y sentirnos cercanos. Esa liberación tras la resolución satisfactoria del conflicto es la guinda del pastel y cierra el círculo de retroalimentación positiva que refuerza la relación.
Las emociones ayudan a crear experiencias humanas compartidas que llena...