La recuperación del abuso narcisista es un proceso arduo. Esta guía básica para la sanación puede ayudarte a impulsar tu camino hacia la libertad y el crecimiento.
El abuso narcisista es un embudo rígido que te sumerge en un estado de claustrofobia mental y emocional. Al principio, tu relación con el narcisista parecía un espacio abierto lleno de oportunidades. Pero a medida que invertías más y más energía en ella, sentías que el espacio a tu alrededor desaparecía y que las paredes psicológicas convergían. Como resultado, el abuso narcisista afectó gravemente tu fuerza de voluntad y te dejó sin poder para defenderse.
Ahora que te has librado del narcisista, te sientes atrapado de otra manera: Los restos del abuso narcisista te impiden sanar y seguir adelante.
Sin embargo, todo lo que se necesita para marcar la diferencia es un cambio de perspectiva y un poco de apoyo. Una vez que enciendas la chispa, no se sabe con qué intensidad arderá el fuego.
Para iniciar el proceso de recuperarse del abuso narcisista:
1. Deja de identificarte como víctima
Mientras te veas a ti mismo como una víctima, perpetuarás y potenciararás inconscientemente el narcisismo y frenarás tu recuperación del abuso narcisista. Aunque nuestras experiencias nos moldean y definen nuestro presente, crear una identidad a partir de ellas depende completamente de nosotros.
La alternativa a ser víctima del narcisismo es considerarte a ti mismo un persona objetivo. Por una razón u otra, te encontraste en el punto de mira de un narcisista. Eso le puede pasar a cualquiera, ya sea por nacimiento o por desgracia.
En el momento en que te das cuenta de lo perjudicial que ha sido el narcisismo para tu vida, adquieres un profundo poder de elección en tu recuperación del abuso narcisista.
Puedes dejar que tu condicionamiento pasado te influya o puedes decidir trabajar por un nuevo futuro basado en nuevas experiencias, que eventualmente sobrescribirán las antiguas.
La forma en que una persona se identifica a sí misma es muy importante. Una etiqueta es una profecía autocumplida que solo se profundiza. ¿Serás una víctima sin poder o una persona objetivo que ya no está dispuesto a ser manipulado por el abuso narcisista?
2. Establece un espacio inmune al abuso narcisista
El camino para recuperarse del abuso narcisista puede ser largo, doloroso y lleno de frustraciones. Esto se debe a que los narcisistas te quitan tu mayor activo: tu espacio.
Todos necesitamos espacio físico para sentirnos seguros, espacio psicológico para pensar y tomar decisiones acertadas, y espacio emocional para conectar profundamente con nuestro yo verdadero.
El narcisista te arrebata todo esto. Te cuestiona constantemente, abruma tus sentidos y luego te devora por dentro. Te quita lo que te hace ser «tú».
Tu reto al recuperarte del abuso narcisista será restablecer un espacio que esté fuera del radar del narcisista.
Algunos ejemplos para crear espacio son:
Soledad
Puede ser un parque donde pasear y pensar, una cafetería donde tomar té o café y relajarte, o un lugar sagrado donde sentarte y reflexionar.
La idea es convertir el retiro en un hábito. En este espacio físico, puedes darte permiso para sentir y pensar sin que nadie defina esos pensamientos y emociones.
A través de la soledad, te enfrentarás a ti mismo, lo que puede ser una experiencia desconcertante. Sin embargo, la soledad también es una oportunidad para que te reinicies y restablezcas la conexión contigo mismo. En la soledad, recuperas el sentido del «yo», que no incluye a nadie más. Es una oportunidad para «recordar» quién eres mientras avanzas en tu recuperación del abuso narcisista.
La consulta del terapeuta
El terapeuta puede ser un excelente guía que te ofrezca un espacio seguro para explorar tus emociones y dudas. En la consulta del terapeuta, puedes obtener un espejo objetivo y recuperar tu cordura y tu contacto con la realidad, que el narcisista se esfuerza por destruir.
El abuso narcisista es despiadado e implacable, y llena todos los vacíos de tu mente hasta consumir tu realidad. La terapia es poderosa para la recuperación porque desafía la programación del narcisista y permite que afloren las emociones y las percepciones genuinas.
Un buen terapeuta desafiará suavemente tus puntos ciegos y te animará a asumir la responsabilidad de tus emociones y de tu situación vital. Además, debido al daño que el abuso narcisista causa a tu autoestima, puedes desanimarte cuando menos lo esperas.
El abuso narcisista crea un conjunto de creencias y patrones que perduran mucho tiempo después de que el narcisista se haya ido. Esa visita al consultorio del terapeuta puede ser una forma excelente de resetearte y volver a encarrilarte.
Meditación
Detente, respira profundamente y concéntrate en tus sensaciones corporales y emociones.
Tu mente luchará por tu atención, pero si tienes la perseverancia y el valor de separarte de tus pensamientos distractores, podrás encontrar un espacio de paz abundante. La meditación puede ayudarte a encontrarlo.
Con la meditación, no hay un objetivo; el medio es el fin. Esta paradoja tarda un tiempo en comprenderse, pero una vez que la meditación se convierte en un hábito, la imagen se vuelve más clara. Hay una separación clara entre tú y tu mente. La meditación es la práctica de abrir esta brecha para que puedas ser testigo del yo verdadero.
La mente es el reino del narcisista, y si te identificas mucho con ella, te vuelves mucho más vulnerable a la manipulación. Al practicar la atención plena, aumentas tu conciencia y, al aumentar tu conciencia, obtienes una poderosa herramienta para tu sanación y recuperación del abuso narcisista.
3. Dale forma a tu verdadero yo
Basándote en los principios de la terapia Gestalt, el yo verdadero se puede desarrollar como observador de tu estado emocional actual y dándole forma.
Gestalt, que es la palabra alemana para «forma», se centra en la experiencia de una persona en el momento presente. Permite a la persona dar un paso atrás y verse a sí misma desde la distancia. Es un proceso de responsabilidad propia y conciencia de uno mismo, que puede aumentar exponencialmente tu recuperación del abuso narcisista.
Dado que el narcisista ha restringido tu mente, tu cuerpo y tu espíritu, tendrás que sumergirte en tu interior y recuperar activamente tus partes auténticas y reprimidas. Recuperarse del abuso narcisista es, en última instancia, un proceso de rescate de tu verdadero yo y de animarlo a volver a la luz.
Hay varias actividades que puedes realizar para ayudarte a conectar con tu experiencia actual. Puedes:
Escribir un diario de sentimientos
Mientras escribes, no te limites a repetir lo que ha sucedido durante el día. Concéntrate en tus emociones y, al mismo tiempo, decide sobre qué escribir. Observa la emoción y luego descríbela de la forma que te parezca más adecuada.
Escribir un diario es una gran extensión de la terapia y, cuando se hace con valentía, puede ser una práctica estupenda para fortalecer la conexión entre la mente y las emociones.
Este proceso mejora enormemente tu recuperación del abuso narcisista, ya que te permite expresar finalmente las emociones que reprimiste durante el tiempo que pasaste con el narcisista.
Escribir poesía
La prosa es estupenda, pero la poesía puede dar más fuerza a tu expresión emocional.
Sigue tus impulsos y deja atrás los juicios. No estás escribiendo para un público, sino para ti mismo. Explora cualquier tema que te atraiga, por oscuro que sea.
Asegúrate especialmente de dejar que el dolor que has acumulado por el abuso narcisista se libere en la página.
Pintar o dibujar
No es necesario ser un gran artista para ello. Dibujar tus emociones puede mostrarte cosas sobre ti mismo que nunca habías imaginado. Es una forma de soñar mientras estás despierto, dando vida visual a tus emociones subconscientes. Los resultados pueden sorprenderte.
Asistir a una baile extático
El baile extático es una práctica especialmente poderosa para la recuperación del abuso narcisista. Consiste en «abandonarte» al ritmo de los tambores o la música espiritual, dejando que el cuerpo y el alma te guíen a través de la experiencia.
Los juicios, los pensamientos y los zapatos pueden dejarse en la puerta, y se crea un espacio seguro para que experimentes tu energía en su forma más pura y alegre.
El baile extático existe desde la antigüedad, cuando las mujeres griegas que adoraban al dios Dioniso eran conocidas por sus «revelaciones extáticas y bailes frenéticos». Se ha practicado en la India, en Oriente Medio como «giros sufíes» y en América.
El mundo moderno está experimentando un renacimiento de la danza, con clases de baile extático que se ofrecen en la mayoría de las grandes ciudades.
Convertirte en quien el narcisista te impidió ser
Las actividades anteriores te permiten dar forma a tu subconsciente. Toman lo que está oculto en lo más profundo de tu ser y lo sacan al mundo. Dan representación a tu yo verdadero y permiten que se vea.
Estos ejercicios darán vida a aspectos de ti mismo que quizás no comprendas inicialmente. Esto es normal. Un dibujo puede confundirte durante semanas antes de que puedas atar cabos. Pero cuando lo hagas, estarás más íntimamente conectado con tu yo verdadero que nunca.
De esta manera, recuperarse del abuso narcisista se convierte en un proceso de descubrimiento y amor propio. No importa qué actividad realices, lo importante es que sea una actividad que se realice en un espacio que sea solo para ti.
También es crucial que vinculas la actividad con tus emociones. Cuando dibujes, dibuja lo que sientes, aunque sea abstracto y sin sentido. No te limites a copiar otra pintura o a crear un retrato de alguien. Si bailas, deja que tus emociones guíen tu cuerpo y no tengas miedo de perderte en la música.
Entregarte a ti mismo
Intenta dejar atrás la mente pensante. Pierde la estructura y persigue las cosas de forma orgánica basándote en lo que te dicen tus impulsos. No se trata de aprender habilidades y conceptos, sino de conectar con tus emociones y, con ello, con tu yo verdadero.
Al igual que la terapia, dar forma a tu yo verdadero te permite construir la conexión entre la mente y las emociones. Te permite comprender mejor cómo funcionas más allá de los pensamientos. Es la forma más eficaz de conocerte a ti mismo.
Cuando surja una emoción, tendrás la capacidad de sentirla plenamente, comprenderla y decidir cómo y si actuar. Esto te convierte en un oponente formidable para cualquiera que quiera manipularte.
Dejar que tus emociones se descontrolen nos pasa a todos. Las emociones van y vienen, pero tú permaneces. Cuando hayas desarrollado un cierto nivel de dominio sobre tus emociones, tendrás la inteligencia necesaria para decidir quién y qué tiene derecho a ellas. Lo mejor de todo es que te sentirás más humano y más tú mismo que nunca. No hay límite para lo profundo que puede llegar tu recuperación del abuso narcisista cuando el yo verdadero guía el proceso.
4. Recuerda lo que hay más allá del abuso narcisista
Todos nos desanimamos a veces.
Las personas objetivo de un narcisista se desaniman durante la recuperación del abuso narcisista porque durante su relación olvidaron lo que es sentirse empoderadas. Cuando te consumes por la locura del abuso narcisista, olvidas el propósito de tu vida. Pierdes de vista quién eres y por qué existes.
Es hora de establecer tus prioridades. La recuperación del abuso narcisista debe consistir primero en recuperar tu mente, y luego tu yo verdadero.
Estás luchando por convertirte en ti mismo. Estás luchando por reclamar tu derecho innato, que incluye pensar, sentir y actuar en tu propio interés. Los narcisistas te quitan eso y te convencen de que es malo quererlo.
Hay un lugar fundamental, espiritual y poderoso dentro de ti que puede dar claridad y significado a tu vida. Cuando no puedas sentir esta presencia vibrante, recuérdate a ti mismo que está ahí. Recuperarse del abuso narcisista es una guerra para reclamar tu derecho innato. Recuérdate a ti mismo cada día por qué estás luchando.
5. Persevera
Para la recuperación del abuso narcisista, es imprescindible tener resistencia. También es fundamental contar con una estructura a seguir. Deja de lado la etiqueta de víctima, establece un espacio independiente, expande tu yo verdadero y recuérdate a diario por qué estás luchando.
No hay causa por la que valga más la pena luchar.