En el fondo de todo narcisista, detrás de su elaborada fachada capaz de engañar a casi cualquiera, se esconde una metodología atemporal. Acuñados por Aristóteles hace más de dos mil años, los «tres pilares de la persuasión» siguen siendo un modelo universal para ejercer influencia, y se describen a continuación:
Ethos (apelación a la credibilidad)
Tener ethos es proyectar competencia, divinidad y autoridad. La forma de vestir de una persona, su lenguaje corporal, su expresión y su capacidad para demostrar éxito y estatus se unen para formar el ethos.
Piensa en Adolf Hitler. Adaptó su apariencia y su lenguaje corporal para crear una impresión de autoridad, mostrando una disciplina anormal en el cuidado de su imagen. Rara vez titubeaba en público, manteniendo una postura perfecta y c...