Un síntoma del abuso narcisista que pasa desapercibido es la sensación crónica de estar pisando huevos, de cuestionar cada pequeño gesto que haces. Tanto si decides peinarte de otra manera como si estás apilando platos, parece que tienes una ansiedad generalizada de estar haciendo las cosas mal. Además, tienes una necesidad inquebrantable de buscar una autoridad externa que te diga cuál es la forma «correcta» de actuar, de vivir la vida, incluso la forma correcta de ser tú mismo.
Las víctimas del abuso narcisista son como peces que nadan en aguas de incompetencia e inferioridad. Rara vez cuestionan este estado mental, ya que lo experimentan como un aspecto fundamental de su identidad. Es como si hubieran nacido así.
En realidad, esta mentalidad es el resultado de un ataque psicológico sistemático por parte de alguien que debe mantener la superioridad en todo momento. El narcisista no solo se niega a compartir la autoridad sobre tu relación, sino que insiste en convertirse en la autoridad sobre ti.
En tres pasos, los narcisistas corroen la autoestima, la fuerza de voluntad y la capaci...