Dos frases que rara vez se oyen de boca de un narcisista son: «lo siento» y «no lo sé».
Un narcisista puede pedir perdón cuando corre el riesgo de perder su fuente de narcisismo. Pero, en última instancia, lo siente porque está perdiendo su fuente, no porque haya hecho daño a alguien.
Sin embargo, los narcisistas nunca desconocen nada. Admitir la falta de conocimiento es admitir la carencia. Admitir la carencia es estar en contacto con la propia vergüenza. Y cuando un narcisista toca la vergüenza reprimida de haber sido descuidado, maltratado y/o instrumentalizado durante toda su infancia, pisa una mina emocional.
Como resultado, los narcisistas nunca profundizan en el conocimiento de sí mismos ni en la sabiduría del mundo, porque la verdad y la realidad rara vez tocan el verdadero yo del narcisista. Para evitar el riesgo de admitir una falta de conocimiento, el narcisista crea un aura de omnisciencia a través de su falso yo. La forma más cómica de lograrlo es si...