Acercarse a un narcisista conlleva una sensación extraña. Una sensación de inquietud y tensión. Notas cómo surge en ti una actitud defensiva. Una llamada a la preparación. Una necesidad de actuar. De demostrar tu valía. De enfrentarte a él, o de ser sometido y devorado.
No hay forma de relajarse en presencia de un narcisista. Su deseo de tomar la delantera y su ansia por obtener alimento narcisista nunca cesarán. Desde el momento en que te ven, hasta el segundo en que te vas, están fijos en ti y hambrientos.
Los que no están iniciados en el arte del narcisismo son las presas más fáciles. Estas personas mantienen la cortesía y la educación, creyendo que cuando alguien te habla, tú escuchas. Los no iniciados también se adhieren a la regla de oro: trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti. Así que cuando se encuentran con un narcisista, asumen que...