Todos deseamos amor. Lo que difiere de una persona a otra es cómo aman y su creencia de lo que significa el amor.
En la infancia, amamos abiertamente y sin cuestionar. A medida que nuestras experiencias se acumulan, comenzamos a formar un modelo de cómo estar en una relación. Cuando se trata de un narcisista, el amor significa sacrificarse en el altar del yo falso y grandioso. Para aquellos que crecen en entornos abusivos, el amor significa perder la cordura y el control. Una persona emocionalmente inaccesible nos hace creer que el amor significa luchar por las migajas. Con el tiempo, estos modelos se consolidan e influyen en todas las relaciones que inician en la vida. Sigmund Freud se refirió a esto como transferencia.
La transferencia es un drama que se repite en la vida, e...